A la vuelta de aquel verano del 16, decidimos acelerarlo todo. Teníamos muy claro por donde empezar, porque la historia, sin la familia Rollán Prada, no tendría sentido ni ningún tipo de valor periodístico. Así que buscamos el contacto de dos de los tres hermanos de Jesús: José Manuel y Nacho; que tendrían que ser nuestros interlocutores. El tercero, Marcos, vive desde hace mucho tiempo en Estados Unidos y mantuvimos un breve pero intenso intercambio de opiniones por 'zoom' que más adelante contaremos.
José Manuel fue nuestro interlocutor desde el principio. Por aquel entonces, Nacho andaba muy liado con un negocio de cosméticos y no disponía del tiempo necesario para poder atendernos. El primer viaje de los muchos que hicimos a Madrid tuvo como destino el hotel NH Collection, en la plaza de Neptuno, donde trabaja un familiar de los Rollán y donde podíamos reunirnos con tranquilidad durante unas horas.
Expusimos la situación con franqueza y admitimos las reticencias de la familia. Nos dimos cuenta de que pese al tiempo sucedido, no habían superado el duelo, especialmente la madre de Jesús, Pilar; nos explicaron que uno de los componentes de la familia tenía una alerta de google con 'Jesús Rollán' para estar atento a todo lo que su publicara al respecto y, además, había dos cuestiones a tener en cuenta: Asia y Toto.
La custodia de Asia, la hija de Jesús, la tenía la familia Rollán; primero vivía con su abuela y después con su tío Nacho, que tiene hijos de la edad de su sobrina. La protección de Asia, menor de edad en aquella época, era innegociable.
El segundo elemento era Pedro ‘Toto’ García Aguado. Toto había sido de joven un hermano más para los Rollán, el amigo del alma de Jesús, con quien se fue a la Blume siendo unos pipiolos, pero la relación se derrumbó a raíz de la publicación de 'Mañana lo dejo', un libro terapéutico en el que 'Toto' explicó su infierno, pero también el de otros, cosa que no agradó nada a la familia. La relación sigue rota en la actualidad.
Jose nos escuchó y no se comprometió a nada. Él seria nuestro contacto con la familia, creamos un grupo de whatsapp y a partir de entonces la comunicación sería por allí.
Por aquel entonces (otoño de 2016) se me ocurrió que podría ser interesante integrar a un tercer componente al equipo. Una periodista con muchos conocimientos y contactos en el mundo de waterpolo que podría aportar mucho en la historia, pero no salió adelante. En aquel momento, Maria Guixà estaba con mil asuntos personales, viviendo entre Barcelona y Piera; y descartó el ofrecimiento, o tal vez ni se lo planteó.
@pacoavila