Antes de hablar con él, con Mariano García, nos avisaron de que tendríamos ante nosotros a un personaje único, poliédrico y que no nos iba a dejar indiferenes. Él era el gran descubridor de aquellos jugadores madrileños que llegaron a Barcelona para formar el núcleo duro de aquel equipo campeón, pero cuando lo conocimos, todo lo que nos habían contado se quedó corto.
Mariano García es un torrente, vivía el waterpolo al máximo, era un máximo defensor de los suyos y, seguramente, si no lo hubieran apartado del equipo nacional, el futuro personal de algunos de ellos hubiera sido otro, por el ascendiente personal que tenía en Jesus Rollán, Toto García Aguado, Chava Gómez y en menor medida en Miki Oca.
Él fue quien los tuteló dentro de la piscina, a muchos de ellos moldeó su carácter también fuera e insufló ese carácter ganador a sus jugadores, porque jugaran donde jugaran y entrenaran donde entrenaran, siempre fueron y serán sus jugadores.
En uno de nuestros viajes a Madrid, nos reunimos con Mariano. Fue un café que se convirtió en una cerveza, en un almuerzo, en otro café y al final casi perdemos el AVE. Nos dio detalles de cómo eran sus chicos, de aquel deporte, de aquel Madrid de la época, de por qué desde la Federación se equivocaron al dejar de lado a Toni Esteller, con quien formaban una buena dupla, una pareja curiosa, dentro y fuera de la piscina, por sus ideas y sus contradicciones.
Nos dejó muchos titulares, nos aportó muchas reflexiones y una de ellas nos dejó muy tocados:
No sabían contarme las cosas. Era un tema tabú que sólo lo podían saber ellos. Por aquel entonces no habían ni pautas ni normas. ¿Que se gana? Pues genial. ¿Pero dónde estaba la crítica? Los jugadores viven épocas de aplauso y nunca son conscientes de que todo se acaba. Es ley de vida.
Después de aquel primer día, Mariano siempre ha estado a nuestro lado, al lado de
, por medio de una llamada, de un whatsapp… Siempre dispuesto a aclarar cualquier duda, a aportar un punto de vista diferente, una visión que siempre te descolocaba y te obligaba a hacer una nueva llamada, a enviar otro whatsapp, para certificarlo todo, como cuando nos dijo:Se lo decía a Esteller. Le decía que no me gustaba lo que estaba viendo. Se lo dije a los chicos y me preguntaron si me daba asco que ganaran. Sois tan mediocres que siendo tan buenos, ni ganáis, les dije. Habéis nacido para ganar.